Un libro breve pero con un argumento curioso que se desarrolla en las pocas horas que un niño de tres años pasa despierto al día (de las diez de la mañana a las nueve de la noche). Cada capítulo del libro es una hora y cada hora, una ocurrencia distinta, a cada instante una trastada nueva y todo ello mientras intenta entender el complicado mundo de los adultos a través de su mirada inocente o lidiar con ese sentimiento de abandono que tiene desde que nació su hermanita Cristina. Y con sus monstruos nocturnos. Es una experiencia lectora interesante, ya que sólo vemos a la familia de Quico a través de sus propios ojos y de las deducciones que él hace sobre el comportamiento adulto. Quizá haya echado en falta ahondar un poco en ese aspecto, menos descripción y mas interpretación infantil.
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