Esta fue la primera novela que leí de Kat Martin y la aborrecí de principio a fin. Odié a su protagonista masculino, y en algún punto de la novela, su protagonista femenina se me hizo insoportable. Aquí tenemos una novela donde el drama es lo que más peso tiene, infidelidades, traiciones, separaciones, clubs-de-prostitutas...Todos los protagonistas masculinos de Kat tienen una única forma de solucionar sus problemas: ir de putas. Y no exagero. ¿Qué la protagonista les confunde, despierta su lujuria o les hace sentir algo en el corazón? Pues fácil, ellos a ver a madame y a sus chicas, que con sus penes encuentran la mayor felicidad del mundo. Aborrecible. El fuego interior fue la típica obra de drama, enredos, malentendidos. Y no me gustó nada. El protagonista masculino era un cabrón, uno de esos que solo piensan en su propio egoismo, y que lo que más valoran en una relación es el sexo. Pero, ¿comprometerse, enamorarse él? No, gracias. Así que no es de extrañar que al final Kat se canse de sus zalamerías y sus infantilismos y huya de él, para gran consternación del señorito. Kat al principio me caía bien, era una prota fuerte, pero en breve dejó claro que por un hombre, es capaz de dejarse manejar, casi, casi por completo. Una idiota. Kat Martin no me gusta.