What do You think about God's Men (1978)?
Lo he leído porque lo tenía. De no haber estado en mi estantería nunca lo habría hecho. El motivo habría sido mi mala experiencia con Viento del este, viento del oeste pero también una falta de interés manifiesta por China. Sin embargo, estaba desesperada, quería reconciliarme con algún autor clásico (todavía no he asumido que soy incapaz de leer a Tolstoi) y tenía tiempo. Cuando quise darme cuenta ya casi había terminado el segundo tomo. Y lo mejor, sin excesivo esfuerzo.Los hombres de Dios del título son dos hijos de misioneros estadounidenses en China, William y Clem. Tras el levantamiento de los bóxers, ambos regresan a Estados Unidos y el desarrollo de su vida allí quedará siempre condicionado por su experiencia en el país asiático. Ambos se convierten en hombres millonarios y poderosos pero ni los fines que persiguen ni los medios que utilizan se asemejan.Es bueno que en Hombres de Dios no haya percibido una superioridad del pensamiento occidental enmascarado. No puede existir porque China ya no es lo que era. Es solo una ilusión, una utopía, o peor, algo que hay que salvar. La dicotomía aquí se centra mucho más en los aspectos espirituales de los dos protagonistas. Al parecer son dos caras de la misma moneda. Siempre insatisfechos. Para terminar hay una moralina, claro. Y una pregunta que se hace William cuando le sorprende la duda: “¿he hecho bien?” Sin Dios todo habría sido mucho más fácil…
—Yoake
I read God’s Men by Pearl Buck this week, but I’m not quite sure what I think of it yet. As always, Buck is extremely talented, and she takes what would be an off-putting topic for any other author and makes it very compelling. And yet…there’s an “and yet.” I ended up dragging myself through the book and was glad when the story ended, even though individual lines moved me. The difficulty may lie in the fact that most of the characters are unlikable or unrelatable. Characters don’t have to be either, but it does help in terms of keeping the reader engaged. The story explores the lives of two men, both the sons of (very different) missionaries, both pursuing two very different paths in life, but ultimately both consumed with a driving hunger to affect the world in some way. Buck’s works are often set in a religious context but are not themselves religious, which is in a way similar to Buck’s life: she was the daughter of missionaries in China, but had a somewhat troubled relationship with religion. There are no pat answers (or possibly any answers) in the book, which is true to life, if a tad unsatisfying. I’ll have to think about the work more.
—Stephanie Ricker