En un mundo en el que las novelas de detectives han tendido a incrementar su complejidad mediante la inserción desmedida de artefactos de alta tecnología, de pruebas que involucran fluidos corporales diversos, materiales, químicos o hasta la densidad de los suspiros, pasando por la exhibición de razonamientos más o menos claros y su exposición frente a tales o cuales miembros de los cuerpos de justicia de sus respectivos países —Estados Unidos, principalmente, toda vez que las novelas a las que me refiero no pueden ser sino las de Cornwell o Connelly—; repito, frente a tal panorama, siempre es de agradecer la aparición de un detective que, armado solo con su personalidad —fuerte, aunque sin exagerar—, resuelve casos simples de modo simple. Un detective que no necesita del concurso de dieciocho especialistas —acaso de un solo—, de la realización de doscientos quince exámenes —de balística, de sangre, de saliva, de mocos o de polvo—, o de la puesta en juego de un razonamiento más confuso que esclarecedor para encontrar a su culpable. Un detective de la vieja guardia, que lo mismo sufre diarreas y catarros que accesos injustificados de ira. Uno que, en suma, se asemeja a cualquiera que pudiera uno encontrarse en su día a día.El comisario Salvo Montalbano, creado por Andrea Camilleri, con todo y que podría ser calificado como rústico, representa una bocanada de aire fresco en la narrativa policiaca posmoderna. El tipo vive en un pueblo siciliano y, por ende, resuelve los casos que se le presentan en ese mismo pueblo, muy distintos de aquellos que serían propios de las grandes ciudades europeas o gringas. Este simple hecho contribuye a la originalidad de un personaje que parece haber sido creado a contracorriente: donde los autores de novelas negras —salvo Márkaris y alguno que otro más— se afanan en ubicar a sus personajes como si fueran parte de la nueva temporada de CSI, Camilleri decide que lo suyo es regresar a lo básico y construir un personaje que se sostenga con base en sí mismo, no en artilugios tecnológicos o científicos anclados en el mundo real —pero que, por lo mismo, tienden a dejar perplejo al lector no especializado. Camilleri, con mucho estilo, pone a Montalbano en la pista, le proporciona los datos necesarios para que se desenvuelva, lo inviste de una serie de peculiaridades que lo hacen único y lo hace actuar frente al lector. El resultado —muy visible en esta colección de relatos cortos, aunque aún hace falta calibrarlo en alguna de las veinte novelas que protagoniza, de las que varias están disponibles en español— es demoledor: historias clásicas dotadas de ingenio, de su infaltable dosis de humor negro, de inteligencia y de la intriga necesaria para mantener la atención del lector. Si usted gusta de la novela negra, no debe dejar pasar la colección de cuentos que aquí se comenta. O, mejor aún, enfrascarse en la lectura de alguna de las novelas de Montalbano. Quizá, si alterna esta con los escritos de Patricia Cornwell —que es, por mucho, quien escribe las novelas de detectives más técnicas que han caído en mis manos—, podrá dar un mejor sentido a ambas, ubicando a cada una en su contexto y, de paso, evitando el hastío que podría producir el abuso del lenguaje técnico característico de la obra de esta última.
Si tratta di un libro anomalo, che racchiude una serie di indagini presenti e passate, ognuna delle quali aiuta il lettore nel non sempre facile percorso di comprensione della mentalità di Montalbano e dei suoi compaesani.Son trenta racconti in tutto, uno per ogni giorno dell'ipotetico mese a cui fa riferimento il titolo, brevi, ma molto bel delineati nella trama, nell'azione e nella descrizione dei personaggi.A Camilleri bastano poche righe per creare l'atmosfera giusta, trasportare il lettore nella sicilia di Montalbano e dargli l'impressione di essere a tutti gli effetti una sorta di spalla invisibile del Commissario di Vigata.Lo stile è scorrevole e asciutto, i dialoghi incalzanti e smaliziati, e come in tutte le storie di "Salvuzzo", si spazia attraverso tutta la gamma delle emozioni umane.Insomma, un Montalbano in pillole, da centellinare con cura, in modo da gustarselo appieno.
What do You think about Un Mese Con Montalbano (1998)?
Montalbano es un hombre maduro, gustoso del buen comer, vive solo (tiene su amor napolitano y una señora que le pone la casa en orden) y sintoniza su estado de ánimo con el tiempo.Todo un personaje de Vigata. Tiene su equipo de trabajo que entiende bastante bien las bromas y el maltratos del comisario.Resuelve sus casos con lógica humana y con base en el razonamiento que ha inspirado las decisiones del género terrestre durante siglos: las bajas pasiones y la irresponsabilidad de las mismas.Montalbano es un comisario que me sorprendió, que me hizo pensar que no es creíble lo que deduce pero que me divirtió con sus historias costumbristas de una Italia que no conozco pero que imagino en otro tiempo.
—Dulce
Mi era piaciuto molto Il birraio di Preston ma questo primo Camilleri / Montalbano, se pur piacevole, mi lascia alquanto perplesso e mi fa ammirare moltissimo gli sceneggiatori, che si sono presi molte libert��, dei filmati televisivi. Di questi 30 racconti alcuni sono pi�� che racconti spunti, ben costruiti, simpatici, che attendono uno sceneggiatore o meglio uno scrittore che li amplii e finisca.Quanto poi hai personaggi, chapeau al direttore del cast televisivo ed al regista che li ha trasformati in personaggi molto pi�� brillanti e piacevoli.Ma si pu�� leggere !
—Marco
