A Leonardo Padura lo quería leer desde que vi publicada su novela El hombre que amaba a los perros. Luego supe que Pasado Perfecto es la primera novela de una saga, de ocho títulos, de momento, de novela negra que tiene como protagonista a Mario Conde (este es agente de policía no banquero).Padura es cubano y su novela transcurre en la ciudad de la Habana.La novela negra como cualquier género literario que se precie de tal es un cajón desastre donde los autores pueden tocar distintos palos y donde todo tiene cabida.En la novela, el caso que Mario Conde debe dilucidar no está plagado de asesinatos, golpes de efectos, tramas sinuosas, ni nada parecido. Todo es más real, más accesible, más verosímil.Un alto mando del gobierno, empleado en una empresa de exportaciones e importaciones, un tal Rafael Morín, desaparece sin dejar rastro. Mario Conde debe encontrarlo, saber si ha muerto o si ha dejado la isla. Lo curioso es que Mario conoce a Rafael desde niño, pues estudiaron juntos en la Pre, donde Rafael ya destacaba como un alumno brillante y ambicioso que no tardaría luego en despuntar y medrar también en política, con su pico de oro y su hacer diligente y eficaz. Como esposa de Rafael, Tamara, deseada por Mario desde que la conoció y con quien por cosas de la vida, tendrá la oportunidad de saldar las cuentas pendientes, y ocupar el espacio (y demás oquedades) que deja la ausencia de Rafael.A Mario Conde lo secundan en su investigación, Manolo, enamorado de una piba que lo deja con sus artes amatorias seco como una pasa y La China, y debe rendir cuentas al mayor Rangel, dedicado de lunes a domingo en cuerpo y alma a su trabajo. La soledad que lo apesadumbra la aligera Mario gracias a su amigo El Flaco, que ahora está gordo, postrado en una silla, y a los manjares que les prepara la madre de este última, Josefina, que hace de este mundo algo mejor gracias a sus guisos.En la mayoría de las novelas de este género parece que el protagonista deba acomodarse a unos clichés, de tal manera que todos los inspectores sufran los mismos males: están solos, son alcohólicos, su vida personal es una mierda, etc. En Pasado Perfecto, Mario Conde tiene entidad propia, gracias a Padura, dotándolo de consistencia, de fondo, junto a una galería de personajes entrañables, de carne hueso.La ciudad de la Habana también está muy presente. Es invierno y llueve y hace frío, y se aleja bastante de la imagen que tenemos de una isla caldeada por el sol. La historia data de 1989, y no se habla de pobreza, ni indigencia, más bien de subsistencia y escualidez, de austeridad, de lidiar con lo poco que hay, y al mal tiempo buena cara. A Mario investigar la desaparición de Rafael le permite regresar al Pasado Perfecto de su niñez, de sus años de la Pre, del baseball, de los primeros amores, de los torneos escolares, de sus primeras amistades masculinas, de ese mundo que se hacía cada día, con alegría e ilusión.Padura es cubano y los términos que maneja en sus escritos, como no puede ser de otra manera, son de aquel país (asere, anjá…), pero con cualquier diccionario se supera el escollo de esas palabras que uno desconoce, lo cual no entorpece para nada una prosa potente, carnal, voluptuosa, plagada de diálogos que recogen las voces de la calle, del día a día, donde no falta el humor, el sarcasmo, así como la euforia o la derrota. Persona(jes) que se alegran viendo un partido de fútbol, escuchando canciones en un buen aparato de música, muriendo en cada orgasmo, deleitándose ante un buen habano, resucitándose ante un plato de comida fragante y apetitoso.Padura ofrece jugosos y bien elaborados bocados de realidad, en cada página, y de paso critica la corrupción política: las dietas no declaradas, el enriquecimiento ilícito, los regalos ocultados, merced a auditorias fraudulentas, donde el compañero Rafael y otros muchos no están libres de culpa.Pasado Perfecto me ha entusiasmado, su lectura me ha ido ganando a cada rato, y más allá de que la sustancia criminal de la trama tenga poco peso, todo lo demás, todos los hilos que la sostienen hacen de esta novela un libro muy a tener en cuenta. Tengo ganas después de haber leído Pasado Perfecto de seguir conociendo la Habana y Cuba de la mano de Padura y su Mario Conde. Espero vuestras sugerencias.
Comencé a leer este libro con una expectativa muy alta, luego de disfrutar inmensamente "El hombre que amaba a los perros", pero ... es otra novela negra latinoamericana, eso sí, muy bien escrita.Es mi impresión, por algunos libros que he leído recientemente del género, que la novela negra latinoamericana se adentra más en las vivencias de su detective, que tiene su familia y círculo de amigos, aún cuando su vida pueda ser triste y solitaria (abandonado por la esposa, incapaz de encontrar un nuevo amor, frustrado por un trabajo rutinario, poco remunerado y de pocas recompensas), pero no es el personaje amargado y decepcionado de la vida de la novela negra norteamericana o europea, alcoholizado o bajo el influjo de las drogas, siempre al borde de la violencia o el suicidio.En "Pasado Perfecto" pareciera que son más importante los recuerdos del colegio y la adolescencia de Mario Conde, las relaciones mantenidas o perdidas en el tiempo (con el Flaco, que ahora es gordo, o la joven que le "movía el piso", la del cuerpo escultural pero que nunca podrá poseer), que realmente descubrir que pasó con la desaparición de su "amigo/rival" de infancia Rafael Morín Rodríguez. Cuando, al final se descubre lo ocurrido (que no voy a contar), la verdad es que no es un evento fundamental en el libro, no es como en otras novelas de detectives que provoca saltar a la última página para saber quien lo mató o secuestró o lo que sea. Debo confesar que cuando llega a la explicación de la desaparición de Rafael Morín, me acordé que era la excusa para el libro, pero lo que realmente me interesaba era el pasado de Mario Conde y como afectaba su vida.Esperaba del libro una posición más crítica sobre la vida en Cuba, la escasez de alimentos, la ausencia de trabajos productivos o la represión velada del régimen en la vida cotidiana de los cubanos, pero nada de eso está en el libro, si acaso algunas menciones al paso, como la crítica a la corrupción de los "empresarios del Estado" o la entrevista al encargado del CDR de la cuadra. Podría ocurrir en cualquier país de América Latina.A pesar de la crítica anterior, o precisamente por la crítica anterior, es un libro que puede leerse, sin esperar revelaciones o denuncias o irreverencias, pero que ayuda a entender la naturaleza del ser humano.
What do You think about Havana Blue (2007)?
From BBC Radio 4 - Saturday Drama:The first story in Padura's much-loved detective series set in Havana. It's New Year's Day 1989 and Lieutenant Mario Conde wakes up with another terrible hangover and a case which is close to home - his schoolboy rival, now a party grandee, is missing.Leonardo Padura's series, published in English as the Havana Quartet, is set over the course of 1989 - starting with Havana Blue which opens on New Year's Day.Leonardo Padura is a novelist and journalist who was born in 1955 in Havana where he still lives. He has published a number of short-story collections and literary essays but he is best known internationally for the Havana Quartet series, all featuring Inspector Mario Conde.In 1998, Padura won the Hammett Prize from the International Association of Crime Writers and in; 2012, he was awarded the National Prize for Literature, Cuba's national literary award.
—Laura
Il grande merito che riconosco a questo romanzo è quello di catturare l'attenzione e coinvolgere il lettore nonostante non succeda quasi niente o comunque poco. Non un colpo di scena, l'azione non esiste. E il caso viene risolto con un'indagine metodica, un tassello dopo un altro. E il caso di cui è protagonista il tenente Mario Conde è quello relativo alla scomparsa di un funzionario del Ministero dell'Industria a Cuba, durante i primi giorni dell'anno 1989.Un'indagine particolare perché lo scomparso è un amico di gioventù del tenente protagonista, amico che fra l'altro ha sposato la ragazza di cui Mario Conde è stato sempre innamorato. E poi siamo a Cuba, quindi è un'indagine scomoda e delicata che solleva parecchia polvere.
—Filippo Bossolino
Mi primera novela de Padura, y mi presentación con Mario Conde me dejó sentimientos encontrados. Por una parte, disfruté mucho el buen oficio de Padura. Escribe bien, fluido, y cuenta mejor. Los personajes tienen profundidad, están bien construidos y presentados, incluso los circunstanciales. Hay momentos imágenes poéticas memorables, y párrafos que son una gozada. Pero el personaje principal, Mario Conde, no acabó de atraparme. No sé si es su obsesión con Tamara (y con cualquier cosa viviente que lleve faldas) que no le deja pensar ni ser; o su soledad tan desolada, diría Girondo, pero al final no me generó ninguna empatía. La historia sería buena si no estuviera interrumpida todo el tiempo por las calenturas de Conde. Eso sí: el retrato de Cuba y sobre todo, de La Habana, es maravilloso. Sin duda leeré otro de Padura (y de Conde) para ver si sí, o si definitivamente no.
—Rodrigo
