En esta novela, Unamuno simplemente relata, sin tomar partido, sin revelarnos toda la verdad acerca del protagonista. ¿Es un verdadero creyente o, en realidad, utiliza un truco perverso para atraerse a Lázaro a su causa? Yo creo que la respuesta está a mitad de camino. Es difícil atraer a un agnóstico/ateo (no está claro qué es Lázaro, salvo que no es creyente) a la causa religiosa sin, de alguna manera, estar uno mismo familiarizado con las dudas y, quizá, haberlas afrontado. Por eso creo que el párroco sí es un creyente, pero lleno de dudas y oscilando entre un extremo y otro. Entre el éxtasis y la idea del suicidio. Es un santo, pero un santo fallido, que habría hecho las "delicias" de E. M. Cioran.Unamuno, de esta forma, no es que no quiera posicionarse. Más bien, su posición está justo ahí, en la duda. Por un lado, no me imagino a Unamuno cayendo en el pragmatismo de William James (de quién Russell se burló diciendo que si creer en Dios trae beneficios, creer en Sta. Claus también los trae). Por otro lado, tampoco me imagino al Rector de Salamanca censurando a San Manuel Bueno por su actitud (nunca, jamás, en ningún momento, se llega a traslucir la posible idea de que el protagonista es un hipócrita). Unamuno canta, celebra (?), las dudas, el vivir entre la fe y la desesperación, buscando en cada postura las posibles ventajas e inconvenientes de cada una, para no decidirse por ninguna. Por eso esta obra es 100% representativa de su autor.Puede ser interesante extrapolar desde el micromundo de la aldea al macromundo o, quizá, a parcelas de ese macromundo, como España (otra obsesión de Unamuno) o a la sociedad católica. Así cabría preguntar: ¿la Iglesia tiene verdadera fe o actúan como san Manuel Bueno? ¿Han llevado a los altares a santos que no lo merecían pero que, desde un punto de vista pragmático, resultaban útiles? O la pregunta clave: ¿tiene fe el Papa? (y no me refiero a un Papa concreto, sino a cualquier Papa, en cualquier momento histórico). Hay, no obstante, cierto tufillo aristocrático en su postura: "las gentes sencillas" parece que no merecen saber la verdad, pues esa verdad acabaría con ellos. Creo que una mentalidad moderna tiene que estar en total desacuerdo con esa postura, pero sobre esto mismo yo también tengo mis dudas. Ya lo decía Napoleón (o eso recuerdo): "se puede vivir sin Dios, pero no se puede vivir sin religión".
Mira que "Niebla" es uno de mis libros favoritos, pero suerte que este libro es corto, porque sino lo acabo estampando contra la pared. Ñoño y me he aburrido como una ostra. Antes que nada: Personajes perfectos = personajes insufribles. Mira que es corto, pero yo creo que la historia aún daba por menos páginas: tengo la sensación que se limita a repetir e insistir en lo mismo y no profundiza. Personajes planos, nada profundos. Por ejemplo, ni una palabra para describir el cambio del hermano de Ángela, que es quien está escribiendo la historia de la vida del don Manuel del título, el cura con aura de santidad del pueblo. Nos lo tenemos que creer sólo porque nos lo dice, no porque nos lo explique. Y no soporto a Don Manuel. En serio, el tipo va de santurrón pero está muerto por dentro. No me molesta tanto que sea santurrón, sino que se ponga tan angsty. Oh, vaya drama queen está hecho ("¡cómo sufro! ¡y qué triste estoy por dentro!"). En serio, lo hubiera ahogado al lago. Ángela era un personaje que prometía más, pero ni siquiera se mencionaba lo que habría añadido sal al asunto: que ella estaba enamorada del cura. ¿Por qué era así, no? Bueno, no sé, puede que yo necesitara montarme mis películas para no dormirme encima de las hojas. También me monté la peli de que el hermano también estaba enamorado del cura. Quizás esto sería lo único que podría explicar el cambio de progre a santurrón que hace. A ver, pillo que nos dice que lo que importa no es la fe sino las obras (lo que haces y no lo que piensas) y que don Manuel es una alegoría de Jesucristo. Pillo también que nos dice que aunque Jesucristo probablemente no existió, esto no quiere decir que las enseñanzas que da en los Evangelios (como tales) no sean dignas de seguir. Pillo que los del pueblo están atontados pero son felices y que puede que no haya que desengañarlos. Pillo que lo de ser hipócrita no tiene tanta importancia si las acciones que se realizan son acciones buenas. Pillo que probablemente no seamos buenos para hacer un servicio a los otros, sino para hacernoslo a nosotros mismos, en el caso de Don Manuel para huir de su vacío interior (oh, teh angst). Pero si quieres contar esto, probablemente lo mejor sea hacer un ensayo, porque la forma que están incrustadas estas ideas en una historia de ficción tan apolillada me parece que no tira ni con ruedas.
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The book receives ten starts.Five stars as being perhaps the greatest novella written in Spanish, and five stars for the edition, Spanish Classics, which is intended as a bridge to bring intermediate level university students of Spanish to advanced, and beyond.Like Chesterton, Unamuno delighted in paradox. But where Chesterton's faith was profound, Unamuno maintained his doubts. The paradox remains, which was more "believing."Father Miguel Bueno is a priest with a secret - he entertains doubts about his faith, in sin, in anAfterlife. Yet he soldiers on, lest his congregation, simple people of simple faith, lose their faith, and, hence, their hope.The dilemma Unamuno wrote about 80 years ago is still with us, but he softened the quandary with elegance and eloquence.The novella is available in English, but if one can read it in Spanish, do yourself a favor and read it in the original.
—DROPPING OUT
´No suelen ser nuestras ideas las que nos hacen optimistas o pesimistas, sino que es nuestro optimismo o nuestro pesimismo, de origen fisiológico o patológico quizás, .../...el que hace nuestras ideas´. ´´ No hay más confesión que la conducta. Ni sabe el pueblo qué cosa es fe ni acaso le importa mucho.´´ ´´´¡Hay que vivir! Y él me enseñó a vivir, el nos enseñó a vivir, a sentir la vida, a sentir el sentido de la vida, a sumergirnos en el alma de la montaña, en el alma del lago, en el alma del pueblo de la aldea, a perdernos en ellas para quedar en ellas. Él me enseñó con su vida a perderme en la vida del pueblo de mi aldea, y no sentía yo más pasar las horas, y los días y los años, que no sentía pasar el agua del lago. ...No vivía yo ya en mí, sino vivía en mi pueblo y mi pueblo vivía en mí.´´´
—Teodora
Me intereso mucho este cuento sobre la fe. Me hizo reflejar mucho en la naturaleza de la fe, y el estado de mi propia fe. Que, realmente es la fe? Miguel de Unamuno tenia esta duda por mucho tiempo, pero, de lo que yo entiendo, resolvio sus dudas en el fin. Yo creo que, como dice en la Biblia, podemos probar los principios verdaderos al vivirlos (Juan 7:17). De esta manera veremos que si, son verdaderos. Tengo que averiguar si es cierto, pero sospecho que Unamuno escribio esta obra en el medio de sus dudas. El se identificaba mucho con San Manuel y sus problemas con su fe. Sin embargo, esto fue escrito antes que se resolviesen las dudas del autor. El encontro su fe en el fin, pero tenia que seguir cumpliendo con sus deberes religiosas por un tiempo antes que pudiera llegar su testimonio, y esto llego despues de terminar escribiendo este cuento. Ahora quiero buscar y verificar si esto es cierto.
—Erin